Lo tienes muy claro: ha llegado el momento de empezar a cuidarte.
Aunque… eso ya lo has dicho más de una vez, ¿a que sí?
Llevas años enlazando dietas, rutinas de ejercicios… Marcándote metas que no llegas a cumplir.
Y no es porque no lo intentes.
Te gusta comer sano, moverte, descansar… Sabes que todo eso es importante para cuidar tu salud y la de tu gente.
Pero a la hora de la verdad, la vida te atropella.
Entre los niños, la casa, el trabajo, los compromisos… Es que no llegas.
Te resulta imposible mantener los buenos hábitos a largo plazo. ¡No sabes cómo!
Estás segura de que no puede ser tan difícil. Hay personas que lo consiguen.
Pero tú no encuentras la manera. Y te sientes tan sola…
Parece que eres un bicho raro por querer cuidar lo que comes, lo que comen tus hijos…
“Pero si tú ya estás bien, ¿para qué vas a hacer dieta?”
Te da una rabia cuando te dicen eso… Porque no estás bien. No te sientes bien.
Estás hinchada, agotada, sin energía… Y lo peor: el tiempo no lo va a arreglar, sino todo lo contrario.
Estás segura de que, si no haces nada ahora, tu salud se va a resentir todavía más. Y no estás dispuesta a permitir que eso ocurra.
Pero, ¿sabes qué? No eres la única.